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sábado, 8 de mayo de 2010

DE LA PIZARRA AL BLOG. Artículo de Angel Arturo González Castañeda. Comenta aquí.

Almería, España. 8 de Mayo del 2010
Apreciado Raúl Eduardo:
Con un cordial saludo, le envío adjunto, un artículo de nuestro querido Angel Arturo Gonzàlez Castañeda. Va con el deseo vehemente de su recuperación. Le vi crecer y desarrollarse. Le tuve siempre como un excelente muchacho, sano, sin vicios, con principios y valores y enamorado del mundo cultural y de las buenas causas. Por eso le quiero tanto.
Mariogilberto

DE LA PIZARRA AL BLOG…

Angel Arturo González Castañeda

Hace exactamente ocho días iniciamos un nuevo año y, sin dejar de cumplir con el acostumbrado ritual de formular propósitos, yo también quise comprometerme con algunas prácticas y metas que pudieran servirme para objetivar el mejor uso y aprovechamiento del tiempo. Del tiempo intransferible que me es propio. Del tiempo que me corresponde como expresión de vida. De vida terrena... Es así que entre esos propósitos, unos confesos y otros confidenciales, está este ejercicio de escribir diariamente. Sobre lo que se me ocurra en el momento de pulsar las teclas. Y de esa cuenta estoy por terminar el primer párrafo del octavo texto.

Frente a la "página en blanco" de esta "laptop" que se ilumina frente a mí, lo primero que ha pasado por mi mente es la diversidad de medios para escribir que he experimentado a lo largo de la vida. Y con la diversidad la distancia en el tiempo, que cuento ya por más de cuatro décadas de afición por la letra escrita. Los sobrevivientes de mi generación y los de las anteriores hemos hecho, ciertamente, un recorrido "de la pizarra al blog...", en un proceso que ahora puede resumirse fácil pero que significó largos años de iniciación y acomodo en los avances tecnológicos que cada vez fueron más y más acelerados. Entre una etapa y otra pasó mucho tiempo, de manera que cada cambio resultó apremiante por la exigencia cada vez mayor del dominio técnico.

Cuando yo nací a la vida pre-escolar el utensilio para los ejercicios de escritura básica era la pizarra. Una pequeña y delgada plancha de ese material pétreo, enmarcada en madera al natural, y una especie de lápiz hecho de grafito, suficiente para dejar cualquier trazo sobre la pizarra. Si bien el área para escribir era pequeña, para eso estaba la almohadilla, que de un pasón nos ponía de nuevo la "página en blanco". Mis primeras letras fueron trazadas una y otra vez en una pizarra. Cada vez fueron dibujándose mejor, hasta ser legibles y con ello encerrar significados que despertaron en mí ideas e imágenes que hasta hoy habitan y recrean mi universo mental.

En los salones de clase de las escuelas siempre hubo una expresión superlativa de esa pizarra: el pizarrón, donde sufríamos frente a los compañeritos la torpeza de hacer los trazos incorrectos y con ello padecer abiertamente la censura y protesta por "no escribir bien...". Quién sabe cuántos de esos niños que éramos, después de esos bochornos, desde muy adentro de sus pequeñas almas dispusieron renunciar para siempre al ejercicio de la escritura, con lo que se perdieron incontables artífices de la palabra.

Con los días, el tecleo de las máquinas de escribir mecánicas fueron una novedad y una dificultad. Resultaba complicado el dominio de las técnicas para el manejo adecuado del equipo, por lo que no había más que asistir a cursos para la práctica mecanográfica, que bien podía durar meses, años o no llegar a más que el "picapollo". Es decir, escribir un par de dedos en el colmo de la inutilidad técnica. Por ahí encuentro a quien fue mi Maestra de Mecanografía en el colegio y la veo igual de simpática y sonriente. Mi saludo es siempre agradecido porque me permitió el dominio más que satisfactorio de este sistema. Los beneficios de su enseñanza duran hasta el día de hoy.

En la era de los fluidos, a un ingenioso inventor se le ocurrió "enchufar" la electricidad a las máquinas de escribir y nació una nueva especie con el simple nombre genérico de "máquina eléctrica". La adaptación no fue fácil. El golpe de los dedos sobre las teclas debía ser suavemente calculado, pues de lo contrario se activaba el tecleo consecutivo que arruinaba la grafía del texto. Dada esta eventualidad, que al menos comprobaba el incremento en la capacidad de escritura con esa innovadora máquina, se inventó el borrador incorporado a la máquina. De modo que al incurrir en una falta, sólo bastaba con regresar al lugar del error, dar un teclazo con el mismo signo que queríamos borrar y la película engomada que caía sobre tal signo levantaba la muy sutil marca de tinta y ya... A escribir de nuevo sobre un espacio en blanco recuperado.

De pronto se sabe de la existencia de la computadora y todos queremos saber cómo funciona y tener una. Al principio eran muy grandes, muy pesadas y muy caras. Los años de experiencia galopante y experimental, ha permitido que este instrumento sea cada vez pequeño, más liviano, más manejable y más barato. En mi casa, después de la pizarra y la máquina de escribir mecánica pasó mucho tiempo de nuestra vida de estudio sin saber de las nuevas tecnologías. Hasta en los inicios de la universidad su existencia era desconocida. Fue hasta hace unos años que me ilusioné con descubrir este mundo digital y me decidí a comprar esta "lap..." como dicen "los fresas", que me ha permitido a su vez escribir con una cantidad de recursos de veras fascinantes.

Estas máquinas tienen corrector ortográfico incorporado, ajuste practiquísimo en los márgenes, sistema de borrador inmediato, selección de tipo de letra; recursos para mayúsculas, cursiva, subrayados, etcétera. Todos los que escribimos en computadora lo sabemos perfectamente bien... Asimismo la ilimitada posibilidad de redactar textos y archivarlos, para enviarlos dondequiera y tantas veces uno quiera. El correo electrónico ha sido una de las revoluciones tecnológicas más determinantes en la comunicación humana universal. Qué decir del sistema de archivo digital con que se cuenta.

Una de las últimas novedades que ha corrido como curiosidad universal ha sido la práctica del blog... Un espacio virtual que puede personalizarse y usarlo cada quien como mejor le guste, en el entendido que se abre la posibilidad para el intercambio universal entre quienes cuenten con una dirección y sencillamente ingresen a su archivo.

Esto del blog es lo que me tiene hasta esta hora de la noche, más dormido que despierto, intentando registrar la coherencia de mi pensamiento para que alguien, nunca sabré quién, ni a qué hora, ni dónde, pueda leer un texto como este que parece llegar a su fin, ya que lo único que quería decir es que la vida me ha permitido recorrer varios medios tecnológicos para expresarme a través de la letra escrita.

De la pizarra al blog... Esto es, desde un medio que viene de la prehistoria, hasta este que apenas tiene unos años y ha sido factor para que pueda escribir hasta el que no pueda. Me consta... Sin embargo, debo decir que sé y muchos saben que hasta entre grandes escritores se da el caso de preferir escribir a mano, sobre un simple papel, pues la creación, dicen, no es cosa de tecnologías sino de artesanía... Y para ello basta un lápiz y una hoja en blanco.

Personalmente me siento satisfecho de haber hecho ese recorrido en el uso de los recursos descritos. Y me digo que la creación no es cosa de tecnologías sino de vocación por decir, palabra escrita de por medio, como testimonio de vida lo que uno cree que puede aportar a los demás.

Es tal la ventaja de este medio, que ahora que mando a la memoria el texto que he venido escribiendo, puedo revisarlo mañana con toda confianza y hacer todas las correcciones de fondo y forma que sean necesarias, ya que no lo he revisado para nada. Con el sueño que tengo, termino diciendo que esta somnolencia es una invitación a la escritura automática, pero aquí se abre otro inmenso tema que a todos nos debería interesar. No digo "doblo la página", sino "guardar ahora"... Feliz noche...

La Antigua Guatemala, 8 de enero del 2009

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