POEMA
Al INVAL
CENTENARIO
Sigan durmiendo
vestigios del otrora
centenario,
Instituto de eternos valores
Herencia de Antonio
Larrazabal.
Sigan durmiendo en el letargo
de las noches
de La Antigua Guatemala,
bajo la pluma silenciosa
y romántica del poema
campanario
del maestro Enrique Estrada
Sandoval.
¡ Silencio! He dicho
que el viento no mueva el
badajo
de las campanas del Hermano
Pedro,
ni el pentagrama triste resuene
las notas sonoras
bajo la dirección acertada de
la batuta fugaz
de Don Adrián Monzón Blanco.
Un minuto de silencio,
pero miles de aplausos al
unísono
para los apóstoles que hoy
están en el cielo,
pero que dejaron su semilla
que dio frutos
en los salones del INVAL
centenario.
El recuerdo es grato en
nuestra memoria,
Don Abelino Ponce y su
ciencia a conciencia
Don Lorenzo I. López y el
juego de la acción numérica
compartida con Don Gilberto
Ortiz Paz en la pizarra de oro,
Don Arturo Sosa y la tiza
sobre las líneas paralelas,
¡ Loor maestros en los
cielos!
que su nombre esté en la
lápida
de las estrellas y los luceros.
Don Rafael de la Hoz Zepeda,
El teacher con título de gloria,
Don Paco Palomo y sus
charadas de costumbre
Don Raúl López y Don Conrado
amigos de todos los alumno a
la hora del descanso
o a la hora de las escapadas.
Doña Elsi Montealegre, mujer
envidiable y fina
cariñosas palabras de seda
voz suave de mujer, cual
poema de azahares.
Un aplauso solidario de las
manos que aprendieron
las lecciones que formaron la
columna
de las experiencias de la vida.
¡ Que Dios bendiga sus sabias
enseñanzas!
La autoridad estricta de Don
Chemita Vielman
al asignarnos un minuto
nomás,
para abandonar el salón de
clases.
Las ciencias sociales de Don
Guillermo Pérez Cervantes,
números en la pizarra del
horizonte
de Don Ruperto Cojulún,
y la contabilidad de Don
Rogelio Porras Miranda.
La seriedad intachable de Don
Mardoqueo García,
el idioma anglosajón del teacher Albert
Spalding,
sobre las notas sonoras del
pentagrama alegre
del profe René Arnoldo
Mérida.
INVAL de recios pilares y
fulgores
de aulas centenarias llenas
de historias y leyendas,
cúmulo de glorias y de
eternos valores,
de tristezas y melancolías.
El encanto de tu nombre se
refleja
en cada relámpago del cielo
y mi corazón se endulza con
la miel de mil recuerdos.
Silencio, he dicho
que las rocas dejen de
balbucear con los ríos,
que los pinos no agiten los
vientos
que no se enojen los roncos
mares
que el cielo calme sus
tempestades
y que tu alma se ponga el
luto, para rendirle tributo
a sus muros y a sus infinitos
coros,
a las sílabas sempiternas del
himno
del INVAL centenario.
Roberto
King Lucero.
I'm extremely impressed with your writing skills and also with the layout on your weblog. Is this a paid theme or did you customize it yourself? Either way keep up the excellent quality writing, it's
ResponderEliminarrare to see a great blog like this one nowadays.
Here is my blog - jersey shop cheap